CONOCES A CARLOS

Hoy os cuento que cuando estaba haciendo la mili en Madrid, yo la verdad: que es una mentira vestida de carnaval, nunca he sido de levantarme con música militar y estaba todos los días de maniobras y haciendo mucho ejercicio ya estaba hasta los mismísimos de trabajar para nada, decidí tomarme la revancha en esto de hacer chistes sobre la mili: un día que estaba con el sargento le pregunto: ¿ Conoces a Carlos ?
¿ Que Carlos ? contesta él, y le contesto yo: El de los cojones largos,
Oye me pego dos bofetones que se oyeron en todo Madrid, ¡¡¡ a la prevención !!! a la puñeta con la mili y ahora a la cárcel de rejas. Cuando pasaron 2 días viene el capitán y me dice: Me han contado que cuentas muy buenos chistes, y le conté una docena, cuando termino el 12 , me dice el Capitán: Conoces a Carlos.
Quien don Juan Carlos le contesto yo. Que Juan Carlos me contesta el Capitán. El de los cojones largos le contesto yo. Oye que me mando un mes más de prevención, más tiempo para leer, me lo estaba pasando genial. A la semana viene el Comandante y me cuenta lo mismo que los chiste y lo mismo y la misma preguntita de rigor. Me dice el comandante: Conoces a Carlos. Le contesto yo: Quien Don Juan Carlos el soberano. Que soberano, contesta el Comandante. El que te va a dar por el ano, le contesto yo. Suma otros 2 meses más, no hay nada mejor que tener tiempo libre para leer, me leía un libro al día y me lo pasaba chupi.
Cuando llevaba 2 semanas leyendo, viene un amigo y se interesa por mi, son los años 76-77 este amigo tiene contactos con una oficina para la defensa del soldado, cuando le cuento, no deja de reírse y dice: en una semana esto está solucionado. Me contó lo que hizo: Contacto con la oficina, quiero suponer que esta oficina estaba en la más absoluta ilegalidad, pero había movimiento de militares por la democracia, escriben una carta donde cuentan la historia del soberano, todo el mundo se partía de risa, la mandan a un militar y quieren también mandarla al periódico EL PAÍS. No hay tiempo dos días después de recibir la carta viene el sargento y me dice: A la puta calle, pero que gracioso eres cabrón.
Desde entonces pienso que reírse siempre es bueno y saludable y que hay que pensar lo que se dice y a quien se dice y como dice Miguel de Cervantes en el Quijote: NO SE ESCRIBE CON LAS CANAS, SINO CON EL ENTENDIMIENTO, EL CUAL SUELE MEJORARSE CON LOS AÑOS.

Pido disculpas a mi queridos amigos por no poner interrogaciones, cada día estoy más pez en esto del teclado.